domingo, 14 de diciembre de 2008

Cadáver Exquisito

Lúgubremente, sabía que había llegado el fin. Calvos, desdentados e indescifrables, los trazos del tiempo comenzaron a repetirse con un halo de consumación. Tuve miedo. Incluso los muros, exánimes e inexistentes, parecían amedrentados por aquel estertor que presagiaba la muerte.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

The Breatharian

* * *
Al final, cuando todo el mundo fingió no saber cómo, los respiracionistas tuvieron la razón. Las calles se poblaron de seguidores enfebrecidos, en un abrir y cerrar de ojos, y el mundo entero guardó silencio y comenzó a inhalar y a exhalar. Tiempo después, al descubrir que respirar también era ecológicamente insostenible, los respiracionistas cesaron sus intentos. Ahora, somos nosotros los que devoramos hoyos negros.

domingo, 19 de octubre de 2008

Notas sobre el final del mundo

De pie, frente a la pared, sus ojos no alcanzan a ver sus pies. Entre los despojos fantasmales de su cuerpo y un paso atrás, se esconde un abismo intermitente.

Es del todo intrascendente, esta clase de existencia residual. Deslizándose inadvertido, calle arriba o calle abajo, sin perder nunca de vista ese anclaje terrenal que, paradójicamente, no logra sujetalo de las plantas de los pies.

Algunas veces, resulta reconfortante ser invisible, en esta muerte incidencial.

sábado, 18 de octubre de 2008

Nouvelle Cuisine



Sandro tiene el corazón de alcachofa. Hay algo que logra delatarlo en la forma en que nos mira.

Sobre la mesa, sus dedos sostienen una lucha silenciosa. Se aferran por el borde y resiguen las irregularidades de la mantelería. Sus labios no se mueven; sin embargo, son sus dedos los que nos dicen. Los que ahora se agitan, temblorosos, mientras deshojan la hortaliza.

Al final, cuando ya no puede resistirse, deja que sus dedos tomen la iniciativa: espolvorean una pizca de pimienta blanca y, en silencio, comienzan a hablar.

martes, 14 de octubre de 2008

Gypsy Kings

Abrir sólo cuando vuelvas
a ser un niño.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Un caso común de allanamiento


El médico dijo que estaba mal. Pero aseguró, que de no haber sido por una buena coordinación del sistema inmunológico y del digestivo, el resultado habría sido aún peor. Al final, el palpitar se había detenido.
Lejos de tomarse un descanzo, los múgridos se pusieron a recorrer la habitación, caminando con pequeños pasos entretejidos, que parecían trazar un camino complicado sobre las lozas del piso. Si se paseaban por la cocina, conteniendo la respiración, incluso podían fingir que nada había sucedido; que podían vivir tranquilos y ser libres. Pero a medida que sus pies los conducían al eje central del corredor, el eco irremisible del vacío podía sentirse en los oídos como un zumbido circunspecto, atrapado en el aire.
Los múgridos no lloraron. Ni siquiera juraron cobrar venganza.
Como únicos testigos, los legajos de papel y ritos menos importantes hechos girones, evidenciaban desde el piso, la lamentable condición que había producido el allanamiento. Posar los ojos sobre ellos, era como un reconocer aquiescenciente. Era aceptar que aunque les habían robado, les habían dejado, en cambio, la escencia vagabunda de la pérdida.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Tertulianos

Dice Gianni Rodari que, a veces, el vidrio usa sombrero. Que se ha puesto de moda de un tiempo para acá, porque de otro modo, los pensamientos se le leen en la cabeza.
Pero, en realidad, fueron los tertulianos los que le encontraron una utilidad alterna; una usanza excéntrica que sólo con el paso de los años se ha logrado reducir a la cotidaneidad.
Desde la ventana, los tertulianos parecen sostener una animada conversación. Incluso a través del cristal, su plática inequívoca podría pasar por un ejercicio de canto operístico y de concentración. Es el que está afuera el que habla primero: se eleva delicadamente sobre el pico y repiquetea con las alas hasta hacerce entender. Dentro, los bigotes le contestan apoyados sobre el tracto rugoso de la alfombra; su cola subiendo por momentos y desflecándose en el aire, trata de llenar el espacio de una proxémica inútil y acechante.
Es curiosa esta conversación inter-especie, tan llena de paralenguaje.
Y cuando al fin logran llegar a un acuerdo, sus voces mediáticas se cuelan por la habitación:
Será mejor trasladar la tertulia hasta la puerta.

viernes, 15 de agosto de 2008

Ants

Mi madre las observaba con desdén. Como si su presencia inesperada en la línea, les confiriera un aspecto grotesco que se incrementaba irremediablemente entre la multitud.

Era evidente que no terminaría. Que la fila seguiría avanzando y que, paradójicamente, iríamos hacia atrás. En retroceso.

¿Y si alguna de ellas tenía familia? ¿O si alguien las esperaba al otro lado? ¿Tenían menos derecho de estar ahí que nosotros?

Sólo mi madre disparó. La fila se dividió entre terror y muerte; y cuando parecía que ya no quedaba ninguna, salió del jardín y simplemente sonrió.

Control de plagas, había dicho. Ése era el eufemismo.

lunes, 7 de julio de 2008

Técnica de desplazamiento creativo

Casi, al preparar con antelación una inmensa e inútil venta de jardín, nos olvidamos de incluir al Gato. Empacamos embalajes falsificados y filatelia china de baja calidad. Contamos uno a uno los cuadros de papel y los acetatos del mercado negro. Envalijamos las botellas de hang de Bundelkund. Y nos deshicimos de la ortografía y las muestras de fidelidad.
Días después, partimos como siempre.
Qué raro que no fuimos a Nunca Jamás.

martes, 10 de junio de 2008

Medimos el tiempo contando hormigas.

sábado, 7 de junio de 2008

El mundo es de color aquí.

viernes, 6 de junio de 2008

Nalewki Street

Buscaron durante horas, pero la ciudad había desaparecido.

Bniere Hendrich, jefe de la ‘Geheime Staatspolizei’ —la policía secreta del estado— se había levantado de mal humor ese día de abril de 1943 e, internamente, había esperado que un poco de trabajo de campo lograra despejarlo del todo. Debía dirigirse a la calle Nalewki, aquella mañana, en donde haría algunos interrogatorios y tal vez un par de arrestos. La justicia de aquellos días lo ponía de buen ánimo.

A sólo doscientos metros de la entrada del barrio judío de Varsovia, el tropel militar se detuvo. Bniere miraba la nada con disgusto.

martes, 13 de mayo de 2008

El tercer ojo

Faltos de "cómos" y "por qués", se miraban confundidos.
Ninguno de ellos sabía explicar de qué forma habían saltado secuencialmente del catorce al dieciséis.
Era como si el quince se hubiera deslizado de entre sus dedos, escapando seriamente o borrándose simplemente desde aquel día.
Los primeros síntomas de un desbalance temporal se habían dado esa misma mañana y habían sido los editores los primeros en notarlo. Alguno comentaría después, que había sido una sorpresa mayúscula desprender el catorce de la agenda para encontrarse de lleno con el dieciséis.
Los medios anunciaron la noticia excitados, con prontitud, como si el tiempo no se les hubiese escapado ya de entre las manos. Algún pseudointelectual, consumido por la ironía y asombrado por el nihilismo, propondría un día, que se conmemorara aquello como un asunto internacional, con la secreta intención de no celebrarlo jamás.
Cuando les preguntaron, los científicos se creyeron víctimas de un engaño masivo. Pararon las prensas y se negaron a dar más comentarios. Tal vez alguno, desviado del resto, se atrevería a confesar, tiempo después, y sólo deltante de extraños, que siempre había estado convencido de la existencia de una grieta en el espacio temporal.´
A los deportistas les habían cancelado aquel día un partido importante; todos, sin excepción alguna, acordarían mirarlo en vivo por ESPN.
Unos cuantos seguidores de Ella Friztgerald se habían quejado abiertamente hasta quedarse con las gargantas rotas. Un funcionario iluso, habría dicho luego que, "esa gente sin oficio sólo le robaba el día". No explicaría nunca a quién se refería.
Un grupo de filósofos hermitaños anti - semitas y volterianos, declararon que de cualquier forma no existían, ni ellos ni el tiempo; y apoyados por una ferviente multitud tentativamente hippie, que se les había unido sin razón, vivirían ese día con la fecha inexacta de su elección, atrasados o adelantados para siempre del dominio temporal.
Cuando llegó el diecisiete, las opiniones terminarion. Todos, sin importar el por qué, descartaron a los extraterrestres.

viernes, 11 de abril de 2008

Leftovers

Por ahora, no hay después.

viernes, 4 de abril de 2008

Precaria decantación de idilios malhumorados.

jueves, 27 de marzo de 2008

Misfortune

Debió ser un árbol de ciruelas.

lunes, 24 de marzo de 2008

Se busca

La había perdido y todo parecía indicar que no iba a volver. Era como si se hubiera esfumado, de repente y sin previo aviso. Como si de un día al siguiente, hubiera decidido empacar y se hubiese marchado sin intención alguna de regresar.
Ya había buscado en todos lados, incluso debajo de la alfombra, y a ella simplemente no le daba por aparecer.
Desde que se había ido, una nube blanca y lechoza se había instalado feliz en su mente. Y entonces, todo parecía menos claro, más difuso. Como si los detalles se le escapasen a raudales por las ventanas, por las puertas, esparciéndose por la sala, derramándose por el patio.
La expedición se detuvo abruptamente una semana después, justo cuando esa clase de pensamientos comenzaron a asaltarle.
Una mañana, simplemente tomó el periódico matutino que, abandonado, aún lo esperaba sobre la mesa, lo dobló lentamente como dándole tiempo a ella para reaparecer, y rasgó la primera tira. Si ella aún estaba en casa, no permitiría que se le escurriese por la rendija de la puerta. Colocó la segunda tira tres minutos después. La tercera, nunca llegó.
En vez es eso, se colocó el abrigo y salió dejando el peródico, otra vez, olvidado sobre la mesa.

"Descubren método para revertir la pérdida de memoria
EFE El Universal Washington Martes 29 de enero de 2008 23:46 — Científicos canadienses descubrieron por accidente un mecanismo que podría desentrañar los misterios del funcionamiento de la memoria [...]"
Eso ponía.

martes, 18 de marzo de 2008

NaturalezaMuerta

Apachurrada, ese es el término. Ahora sé cómo se sienten las hojas que crujen bajo nuestros pies. Tal vez ese día, cuando nuestras sombras se volvieron más profundas con el clamor insolente del día, estábamos realmente volviendo a nuestras raíces.
La naturaleza nunca ha sido parte de ninguno de nosotros, no somos cínicos. No poseemos los misterios del mundo; así será siempre. Estamos condenados a ser seres incompletos, encuadrados en unas vidas que egoístamente nos alejan del universo. Determinamos el olvido.
Naturaleza apachurrada, como cuando exhalamos demasiado y no conseguimos asfixiarnos. Como cuando todos los conceptos universales se reducen a nosotros, lo que en verdad resulta ridículo, porque es cierto, nosotros ni siquiera existimos.

domingo, 9 de marzo de 2008

Sunflowers

El sol está mirando, no he podido hacer nada al respecto.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Teoría del caos


Aún enteramente convencidos de que fracasarían,
decidieron que de no hacerlo, todo estaba perdido.

* * *

Qin Shihuang no titubeó, era el estratega principal y,
después de todo, había sido su idea.
Azorado sólo por la complejidad del momento,
esperaba con crucialidad el instante ideal para dar la señal.
Lanzar el ataque ahora, o incluso en cualquier otro momento,
era un absurdo probabilístico tan grande,
que pasaría a la historia categóricamente y sólo de forma ilustrativa,
como ese tipo de cosas que no se deben hacer.
Pero, ¿y si funcionaba?
Con los daños reportados, de una u otra forma, valía la pena intentar.
Después de todo, sólo eran mariposas.
Un centenar de doncellas, aladas por decoración,
lo miraban divididas entre la incredulidad y la fantasía.
Qin Shihuang movió la cabeza.
Las mariposas comenzaron el ataque.

* * *

La guerra ha terminado: terremoto político en Nueva York.

domingo, 20 de enero de 2008

DE Virtualibus Imagines

Sentado sobre el alfeizar de la ventana, Gallileo le habla en secreto con aquellos ojos gatunos que lo delatan por las noches. En silencio le cuenta que ella ha sido su primer amor con su voz aguda y sus caderas flotantes.

Gallileo sabe que cuando muera, no quiere ser enterrado cerca de ella. Julieta piensa exactamente lo mismo. Gallileo quiere ver cómo ella como ella cumple sus sueños, incluso si son rebuscados. Julieta desea que él sea feliz, aunque secretamente anhela algo de esa felicidad. Julieta desea ver las estrellas y escribir un libro. Gallileo quiere volar y conquistar el mundo en aras de la justicia. Puede que Gallileo sea marxista, Julieta no soporta la política. Aún así, viven juntos y Julieta cocina.

Justo cuando Gallileo se desespereza con un largo y satisfecho bostezo, Julieta se detiene a mirarlo para ver si puede atisbar, en su garganta, los secretos del universo. Gallileo cierra sus tiernas fauces y se lame los bigotes que parecen de leche, cuando por fin, Julieta encuentra la verdad que habla de lo que desea.

Julieta tiene dos pasiones en la vida: escribir y los gatos. Así que entonces, resulta evidente que jamás escriba sobre gatos. No es de las que mata dos pájaros de un tiro.

Aves lácteas, piensa Gallileo.

Otra cosa sería si sus bigotes fueran de leche y él pudiera volar.

Mientras Gallileo se acomoda en uno de los sillones, Julieta aprovecha el desacompasado silencio de la tarde - noviembre para repiquetear el teclado. Al principio, Gallileo pensaba que “los ruidos de Julieta” eran una melodía descompuesta, ahora se voltea en el sillón sin siquiera notarlo.

La letra favorita de Julieta es la “H”; porque cuando no tiene ideas en la mente, la presiona con suavidad, y además, por que es la única que la deja pensar: es muda. Últimamente, la presiona a menudo. Preocupada, toma otra taza de café y se dirige de nuevo a la computadora. Y cuando está segura de que los cuadros de la estancia ya no le murmuran, se queja quedito y se vuelve al trabajo.

Por las noches, Gallileo despierta sin sorprenderse por el hecho de que Julieta siga frente a la computadora; en vez de eso, camina lento, estirándose en los primeros pasos, hasta la mesita llena de libros donde Julieta tiene la computadora. Y luego, con ojos inquisitivos y un pequeño maullido le pregunta dos cosas: ¿puedo subir? y ¿cuál es tu sueño, Julieta?

Por toda respuesta, Julieta voltea la silla y le deja subir azorada todavía con el elegante caminar del centelleante animal. Pero Gallielo no se conforma, por que él siempre, casi siempre, consigue lo que quiere:

Aún no puede volar. Pero eso sí, va a conquistar el mundo.

sábado, 19 de enero de 2008

Efervescente


... y de repente, el mundo cambió.