viernes, 27 de julio de 2007

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Lejos, hay un último atardecer.
El último día del mundo, no quiere llegar a nosotros.
Las Ramblas a penas pobladas se obligan a decir lo contrario y en un abrir y cerrar de cejas se llenan de día, así sin más.
Contrario sería que fuésemos a bañarnos a la playa a estas horas.
La marea está alta y el cielo amenaza ya detrás de las colinas inhundándolo todo con una playa carmesí.
Rossana está en la posada, imposible sacarla de ahí sin una excusa algo más convincente que ir a gastar la tarde. Entrada la noche, la encontraremos riendo en el borde de la veranda con un suéter carmesí bastante menos apropiado que su postura tambaleante danzando con el viento.
Dejaremos el pueblo justo al borde del atardecer.
Mañana temprano, ni el pueblo ni Rossana ni yo, estaremos más aquí.

jueves, 26 de julio de 2007

Amanda

La llave, en el picaporte, no encaja del todo bien, igual que Amanda en su departamento.
Demasiado delgada para la posmodernidad. Demasiado estática para el neoliberalismo. Amanda, definitivamente, no combina. Aquella idea que lo asaltó en un principio, de traerla consigo como compañera espiritual, tal vez acabó por abandonarlo del todo cuando notó que resaltaba demasiado ente sus muebles.
Amanda es un ser herético. Una construcción a - moral que se deja llevar por el viento. Una idea incompleta. Una simple decoración soberbia, que de cuando en cuando, no puede dejar de mirar preguntándose si le agrada o la aborrece del todo. Amanda es sólo proxémica y algo de paralenguaje.
Los jueves, Amanda debe hacer de psicoanalista. Cuando llegue él, vomitando sus problemas, estará escuchando por horas aquel monólogo sin sentido que casi ha aprendido a adivinar.
Los lunes, la ira se desborda y Amanda ni siquiera piensa en moverse; de pronto, la atmósfera del departamento le impide respirar y la furia contenida de todo el mundo se desborda, incluso, por el suelo. Y al igual que el resto de los muebles, Amanda teme ahogarse en esa ira plateada e incontenible, saliendo a torrentes por la ventana. Amanda no se resiste y sólo se para a mirar aquellos ojos coléricos, aquella furia departamenal, que está segura, no podrá detenerse.
Amanda es sólo una pequeña coincidencia en aquel departamento. Una sentencia repetitiva de una clara y desgastante disfunción social. Amanda no grita, porque nadie escucha. Amanda no escapa, porque sabe que no puede. Amanda se queda, porque es sólo un mueble más.

miércoles, 25 de julio de 2007

PuppetMan


Despertó de repente; y lentamente se despojó de los hilos que lo sostenían. Se dio cuenta, en ese momento, que sus manos le pertenecían, que su alma ya no tenía peso, que podía crear, pensar y caminar por sí mismo. Se había dado cuenta de que era realmente, un ser humano.

martes, 24 de julio de 2007

Lady Liberty


Cada vez que se siente especialmente desesperada, Lady Liberty sale a dar un paseo.
En un principio, todo el mundo la veía yendo de aquí para allá, con los pasos heréticos, atestados de promesas y falsos sueños. Y las multitudes ignorantes de los goznes de Lady Liberty, la aclamaban y saludaban hacia arriba, creyéndola en desfile conmemorativo.
Definitivamente, aquellos ojos que Lady Libery mostraba anormalmente vacíos, no eran otra cosa que la muestra más palpable de su deserción espiritual; porque Lady Liberty está cansada de estar siempre sola.
Tal vez un día, es posible, sea Lady Liberty quien se muera de ganas por construir su propia estatua.