Estás en la luna.
Y, esta vez, de cualquier forma ilógica, repentina e
incomprensible, de verdad que estás en la luna.
Éste, tan absurdo, no es el tipo de despiste que te tiene con la mente perdida por un segundo a 400,000 kilómetros de aquí. Es inverosímil, es completamente irracional, pero hoy sí que estás en la luna.
Mas mientras caminas entre los cráteres iluminados por el
sol y decides dónde empezar a construir tu propia ciudadela de feldespato, tus ojos vigilantes
se detienen de vez en cuando por aquí. Aquí abajo, esas luces diminutas y
temblorinas somos nosotros; porque tú estás en la luna, pero somos nosotros los
que estamos alunados.
Dicen que la luna se está alejado de la tierra, sin embargo
eso también parece algo totalmente disparatado. Incluso desde la luna, tu luz
no se deja de sentir; y nosotros, lunáticos y selenistas, te miraremos
inadvertidos desde aquí.
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